Textos en Instagram sobre arquitectura…a pesar de Delirio de Nueva York

Esta instalación,   este montaje,  creo que seria  excesivo llamarle investigación, cierra un tiempo y abre nuevas aventuras. Ese tiempo ha tenido que ver con revisar en qué momento se produjo la escenografía del ensamblaje entre los hechos y las proposiciones con los que R.Koolhaas cuestionó los postulados del M Moderno y formuló otra construcción de la modernidad que tuviese una condición  productiva que el M.M. había perdido. Eso fue Delirio de Nueva York.
Ahora, ni esos objetos,  los edificios representando en exclusiva  la arquitectura, ni sus ensimismados autores, funcionan. No funcionan en absoluto  para atender y contribuir  al diseño del medio (L. Easterling);  para entender la arquitectura como parte de una materia viva y vibrante (J. Benet); para atender la prevalencia de la cultura de la tierra sobre la cultura del proyecto; para poder instaurar  en la profesión y en la academia procesos que tengan que ver con los  procedimientos y actitudes de la economía circular; para poder construir las terceras instituciones, aquellas que representan las controversias del cambio climático, las desregularizaciones o los movimientos migratorios; o para poder atender, desde la condición afirmativa del deseo y una felicidad más allá de lo humano, naturalezahumananatural,  el humor, el error como disidencia, la sensibilidad ecológica del ecofeminismo, o la incertidumbre de los lenguajes vagabundos no normativos.
Lo que señala este montaje, creo, es simétrico a lo que construye: el desmantelamiento de las ideas de exclusión en arquitectura  se abre al trabajo que instala la precariedad cultural de lo ecologizante como el conocimiento económico y político central que podría  organizar la arquitectura futura.

1.EL MUNDO TIENE FORMA DE GALLINA

Las gallinas  contribuyeron a ponerle dudas al libro.  Era tanta la certeza propuesta para justificar las  exclusiones  que solo la irracionalidad de  los picotazos, las raspaduras, las cagadas, toda esa serie de interacciones entre  materias vivas, libro, gallina, arquitectura, historias, egos, deseos ….podían construir un ensamblaje creíble. Solo desde ese otro mundo, desde la condición afirmativa de la precariedad cultural desde esa irracionalidad que poseen las historias de vida que están pasando siempre, y que nunca van a dejar de pasar,  era posible despegarse, finalmente, de la visión del libro, repleta de trascendencia y sobrenaturalidad, las bases de su globalización.

2. LA HISTORIA SON SUS  INTERRUPCIONES

Delirio de Nueva York 1978, fue una interrupcion de una historia de una ciudad.  Esta exposición en H2O  también lo es, en una continuidad de signo distinto. La interrupcion, ese momento en el que la realidad atiende el detrás de las cosas, la vida de los patios traseros, las palabras a medio pronunciar. Me doy cuenta ahora que he consumido más de media  vida en detectar esas interrupciones, y me alegro mucho de no haber querido hacer otra cosa que trabajar en ellas. La biblioteca Murcia fue una interrupción para poder continuarme arquitectonicamente por dentro y por fuera. Mi trabajo en la Escuela de Alicante fue una interrupcion en forma de  apuesta al origen, a  la infancia, al juego, al humor, al olvido de los trámites,  compraventas y transferencias universitarias para poder tocar, al enseñárselo a otros, el mundo con la arquitectura. Nunca me había hecho historia, ni buena ni mala. No sabía cómo ser feliz allí sin traicionarme. Pero por un momento en Alicante, o antes con la Biblioteca de Murcia,  o ahora con esta exposición  #apesardeDelirioenNuevaYork he logrado olvidar que hay siglos de arquitectura detrás de mí. He hecho correr el profundo lenguaje de la risa sobre ella  para poder salir de esa historia encallada, fría, ese hogar de habitaciones vacías y de ropas tristes.
La sierra me ayudó a crear las incisiones en ese increíblemente  duro amasijo de letras y de tinta que es ese libro, que es todo libro,  y rendí mi particular homenaje a Gordon Matta-Clark, ese otro gran excluido del libro. Luego fue sencillo. Podía jugar a construir un edificio como  valle, montaña, cueva, desfiladero, un belén de otras naturalezas con esa otra geometría  que aportaban las plantillas escolares  quemadas,  dobladas, hechas un amasijo de formas que conectaban con el amasijo de vidas de las culturas informes , incipientes, disidentes, del Nueva York de los años setenta y ochenta, la época en la que fue escrito el libro.

3. MI CORAZON TENDRÍA LA FORMA DE UN ZAPATO SI EN CADA ALDEA HUBIERA UNA SIRENA

¿Por qué Rem Koolhaas escogió a Salvador Dalí para dar textura lírica y poética a Delirio de Nueva York en lugar de escoger a Federico Garcia Lorca que ya  en 1929 había escrito Poeta en Nueva york, publicado en 1940, treinta y ocho años antes  de DNY? Poeta en Nueva York es un texto intensamente lirico, explícitamente político, escrito desde el profundo rechazo a la exclusión de seres y culturas. Y es tal vez el primer manifiesto ecologista:  “ Porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos”. Se escoge un libro, un autor, y se rechaza a otro y a otro: una elección política que crea una epistemología u otra.  Siempre actuamos seleccionando lo que tiene que ver con cómo queremos ver y pensar el futuro, cómo construirlo, con quién, y cómo queremos vivir en él.

Los trozos serrados del libro, con el corazón y la sirena, ocupan en la cama el lugar del Empire S. Building.  Actúo describiendo aquel terreno de vida al que se refiere F.G. Lorca y le doy la visibilidad  que el libro niega. No debería haberse quemado esa etapa. Deshacer el entuerto que supone sustituir la realidad por un manifiesto, incluso retroactivo, le ha costado muy caro a la arquitectura. Y a la ciudadanía, claro.  

4.LA NATURALEZA ES LA CONSAGRACION DE LA LIBERTAD

Fui metiendo entre las hojas de los libros las hojas de los arboles y las plantas. No era nada nuevo, lo habíamos hecho siempre alguna vez en la niñez.  Pero ahora el verdor de las hojas alimentaba otra forma de cultura menos inocente.  No eran las hojas de los árboles y plantas americanas ausentes en el libro, eran las de mis cercanías. Pero allí, entre las hojas de los libros, volvía a empezar esa lenta  simbiosis de absorción del carbono de las hojas  por las otras hojas, y ese desprendimiento de oxígeno de las hojas sobre las otras hojas. ¡¡Qué bien funcionaba esa fusión de iguales y diferentes, de regueros de tinta en forma de enunciados y dibujos, con la respiración submarina de los fluidos mortales y rosas de la materia viva¡¡. Había una comunicación evolucionista y natural entre seres como si las plantas volvieran a alimentar el libro, y al devorarlo, las hojas de los libros produjeran un compost ecológico y sanador. Poco a poco iban apareciendo agujeros, manchurrones, impurezas, desprendimientos, errores, inesperadas podredumbres, llagas secretas, transformaciones errantes,  mohos de todos los colores, que convertían los enunciados del libro en un enjambre  de materias vivas y precarias que reescribían el largo relato de una epifanía, alentando el  encender, matizar, crear, inventar, soñar una   nueva arquitectura. Y de esa simbiosis de hojas y de hojas, germinaba  una raíz vertical ascendente, unos brazos humanos no-blancos que no aguantaban la antorcha del  fuego patriarcal de libertad confusa sino una tecnología de colores de feria, un divertimento, una alegría, un apasionamiento. El libro construía ahora, sin saberlo, sin quererlo, las nuevas geometrías de una  libertad de naturalezahumananatural hecha de  los tres universos, libros, hojas y  brazos, que le tomaban medidas al tiempo de la realidad desde la realidad misma,  no desde la realidad imaginada desde dentro, desde si misma, por la arquitectura misma.

5. MOCHILA PARA LLEVAR EL EGO-DELIRIO A CUESTAS

Algunas veces estamos dentro de unas imágenes que hemos visto siempre pero no nos vemos allí. Hay que quedarse así, quieto, esperar, para que desaparezca la moralidad, la beatitud, y aparezca el griterío, el escándalo de la barra, para que el rumor de la ciudad real nos despierte.   En la imagen original de la portada del libro, endogámica glorificación reproductiva entre iguales para asegurar la continuidad de lo mismo. Para eso yacen, tras el coito, el preservativo lo atestigua, el Chrysler y el Empire.   Fuera de la habitación, la alineación de los otros cuerpos-edificios cabeza, obedientes y obligados, anticipa en muchos años las imágenes que mucho después veremos en los cuentos de la criada. Es la regularización normativa de la casta para los desposeídos:  el coito contemplado para ser reproducido sucesivamente. Esa es su anticipación,
Quien ilumina ahora la escena llevando su propio ego a cuestas es un cuerpo de rayas, la distancia que @rontecillo me sugirió que debíamos marcar de la  versión luxury, en  seda y nylon naturalmente, del workcoat, la vestimenta que los identificaba. En ese espacio en el que los reflejos se superponen, objeto y sujeto, libro y autor coinciden en el beso, como F.G Lorca, siempre Lorca, ya había hecho coincidir el suyo con el que deseaba de su amigo. O como ya habían coincidido antes en Bill Viola los reflejos del nacer de la vida y de la presencia familiar de la muerte. Pero lo que en Lorca y en Viola  fue una transferencia de deseos, una alimentación al otro, es ahora aquí una reiteración de la  autosuficiencia. Ese beso fragua la condición retroactiva y proyectiva del manifiesto. Ese beso funda OMA y funda la fidelidad a la única representación de la arquitectura en sus edificios y en sus autores. Todo lo demás queda excluido. 

Pero ahora, al mirar, nos vemos. Tú también has sido ese rostro reflejado en el libro. Y yo. Todos  y todas hemos sido replicantes de lo mismo.

Ahhhh¡¡¡¡ Si él y ella hubieran dibujado las cucarachas de la habitación, o las ardillas del parque¡¡

6. El origen de la disidencia y la fuga hacia lo ecologizante


Hoy escribo el último texto que acompaña a cada una de las piezas que han habitado esta reconstrucción que he hecho de la portada de Delirious New York.  A los nadadores de la piscina flotante les daban de comer una lata de atún, a veces era de sardinas. La comida que siempre ha sido de los obreros de la construcción. Las guardaron imaginándolas veleros de libertad, hasta que una noche uno de los nadadores descubrió el poder de unas algas para hacerlos decrecer.  Si las tomaban en suficiente cantidad podrían dejar la piscina flotante, navegar en las latas guardadas y dirigirse a otro lugar, al sur, a África, a Latinoamérica, a algun lugar apartado del destino prefijado. Aquella noche sin apenas luz de luna decidieron que era la indicada. Y tras la ingesta de las algas empezó ese viaje en los veleros-latas a una tierra inesperada, a un lugar en el que fundar otra cultura. En su travesía se cruzaron con lujosos veleros de arquitecturas imposibles que ridiculizaban su condición precaria, pero ellos avanzaron, confiando en la condición cultural de esa precariedad, confiando en su esfuerzo por diferenciar su arquitectura de las arquitecturas que por todas partes había extendido la academia. Ellos y ellas se supieron parte de las migraciones que el cambio climático estaba desplazando y que los había arrojado a las aguas turbulentas. Y se supieron africanos, latinoamericanos, indonesios, se sintieron  parte de una coalición  de seres y de entes más allá de lo humano. Estaban lejos de la centralidad de las grandes culturas, pero sabían que esa disidencia era una alternativa real. Solo les quedaba perseverar más allá del silencio, del olvido o el boicot de los otros para poder construir una, otra,  epistemología amorosa y deseante de lo arquitectónico.