LA BELLEZA DE LA ALUMNA CON UN LIBRO BAJO EL BRAZO

Esta ciudad, Alicante, para mi, está atravesada por su universidad, y en concreto por la Escuela de Arquitectura. A ella yo pertenecí y a ella le di todo lo que pude. Pero ahora, desde hace ya casi cinco años, lo que fue un estruendo de correspondencias, un tráfico incesante y azaroso de experimentos y de tangos, es ahora un contemplar como todo, por lo que a mi respeta, va de menos a menos. La belleza es solo la belleza del hueco en una serie de huecos.

Pero de cuando en cuando algo arroja sobre la ciudad un resplandor, una gracia transparente. Son las doce de la noche del sábado 26 de Marzo. En la calle de San Rafael, en el Bar Rincón de Antonio, como entre 15 ó 20 estudiantes de arquitectura, de Madrid, de Donostia, tal vez de otros sitios, desparraman cara a cara, entre infinitas cervezas, las consecuencias inciertas de haber aceptado el reto de convertir Alicante, su universidad, su Escuela de Arquitectura,  en un lugar en el que experimentar la hospitalidad como una justicia por hacer aquí su Proyecto Fin de Master, aquél  que en otras escuelas les está vedado. La hospitalidad del derecho a ser libres, la hospitalidad ofrecida al recién llegado anónimo que, aun sin patrimonio y sin familia, no es tratado como un bárbaro, sino como un cómplice al que se le da voz para que pueda dar voz a la belleza que ellos y ellas buscan en suaves e inciertas oleadas.

Pero para que esta hospitalidad sea cierta, los documentos deben avalar los hechos: hay que delimitar los límites, situar los umbrales, las fronteras, mostrar las diferencias. Por eso Proyectos Arquitectónicos de la Universidad de Alicante ha publicado ese libro excepcional que es Emergencias de lo Poshumano, editado por Enrique Nieto, al que siguen una troupe  excepcional de investigadores, proyectistas, contribuidores, que recuerdan, cada uno a su estilo y manera, (para alguno será un guion académico imprescindible a partir de ahora,  para otra una referencia politicocultural de primer orden más allá de lo arquitectónico, para una tercera la forma de la ficción de lo que ya fluye entre nosotros, y para el último, todo eso y más, ordenado y transcrito de forma única),  no el otoño de lo ya sucedido sino la libertad atenta del futuro, la puntualidad del refugio donde la existencia nunca para, la forma de permanencia en la noche posible en la que estamos inmersos.  A ellos y a ellas, por la belleza de los libros y las cervezas, enhorabuena¡¡¡